Cuando acudes al médico, ya sea el de cabecera o el especialista en trastornos mentales, estos tienen una costumbre asociada a la manera tradicional con que se tratan la mayoría de enfermedades en el sistema sanitario occidental: te recetan pastillas para la ansiedad.
Estos medicamentos para la ansiedad son de varios tipos y tienen distintos beneficios:
Benzodiazepinas. Estos medicamentos suelen ser los primeros que recetan los médicos. Suelen ser muy rápidos en la reducción del nivel de ansiedad por lo que su uso es muy frecuente como primera línea de batalla.
Inhibidores de la recaptación de Serotonina: La serotonina es un neurotransmisor de nuestro organismo muy relacionado con el estado de ánimo. Es como una droga natural de nuestro organismo que nos proporciona un alto nivel de bienestar y de relajación.
El trastorno de ansiedad se ha vinculado con que nuestro organismo, cunado padece este trastorno, elimina esta sustancia a una mayor velocidad de la que la produce, por tanto: estos medicamentos lo que evitan es que nuestro organismo absorba la serotonina que produce y así tener más.
Inhibidores de la recaptación de la Serotonina y de la Noradrenalina. Con el mismo principio que el grupo anterior, estos actúan haciendo que nuestro organismo no absorba ni la serotonina ni la noradrenalina (sustancia que puede trabajar como hormona y como neurotrasmisor).
Por desgracia estas pastillas para la ansiedad suelen tener efectos secundarios nada deseables:
Bensodiazepinas. Generan rápidamente una intolerancia que hace que se deba aumentar la dosis para que sigan siendo efectivas. Dificultan – si no impiden – la creación de recuerdos por lo que no ayudan nada a las terapias para combatir la ansiedad. Son muy peligrosos si se combinan con alcohol u opiáceos.
Los inhibidores de la recaptación de la serotonina y la norafrenalina son de efecto lento. Normalmente se necesita consumirlos durante varias semanas para que hagan efecto.
Son peligrosos, desde el punto de vista que igual que deben ser introducidos paulatinamente, no pueden dejarse de manera espontánea (no puedes dejar el tratamiento sin más o tienen graves efectos secundarios). |