La eyaculación precoz es disfunción masculina más común. La puede sufrir un hombre de cualquier edad, desde los 15 o 16 años cuando inicia su vida sexual. Erróneamente se cree que con la ‘práctica’, teniendo sexo, harto sexo, se le irá quitando pero… esto sucede en muy pocos porcentajes. Se trata de un problema del sistema nervioso central, no está en los genitales y en pocos grados es cuestión psicológica.
Un hombre que sufre eyaculación precoz tiene una respuesta sexual normal, es decir se excita, llega a una meseta pero no puede impedir que surja la resolución. Su meseta, es decir el momento maravilloso en que llegamos al mayor punto de excitación previo al orgasmo, es corto y no puede controlar el deseo de eyacular. Nuevamente, no hablamos de tiempos, es esa sensación de carencia de control.
Antes de que surgieran Priligy y Super P-force, ya desde hace unos años, algunos médicos utilizaban inhibidores de la recaptación de la serotonina o sea, antidepresivos, para tratar la EP.
Priligy está hecho a base de dapoxetina, una sustancia que trabaja específicamente en el transportador, en los receptores y de manera súbita provoca que las neuronas se comuniquen adecuadamente, que haya niveles de serotonina adecuados para poder controlar. Y su gran ventaja es que el usuario la toma sólo cuando necesita control. Es decir, si hoy quiere tener relaciones, hoy la toma y tendrá ese efecto por 24 horas aproximadamente pero claro, está supeditado al asunto de la planeación, o sea necesitas saber previamente si tendrás sexo ese día.
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